miércoles, 10 de octubre de 2012

Los botadores

La semana pasada, justo después a escribir la entrada anterior, fui al taller de Lazo (mi maestro) a imprimir un trabajo que no cabía en mi pequeña Barcino. Era un trabajo urgente, que me habían encargado de un día para otro y para el que tuve que pedir un papel en concreto. Como había mucha prisa, al transportista le dije que me entregara el papel directamente en la imprenta de Lazo; y allí estábamos nosotros (Alfredo y yo) esperando a que llegara el papel para poder ponerme a trabajar.

Mientras esperábamos el papel, recordé que Alfredo me había hablado de que tenía algunos manuales de máquinas, en especial un manual de la minerva Drimp, la que tiene la Familia Plómez, y que me había ofrecido a fotocopiar para los inquilinos de la calle de las aguas.

A Alfredo, que le gusta hablar de tipos, máquinas y herramientas tanto como a mí, le faltó tiempo para sacar su archivador. El manual de la Drimp no apareció (lo siento Juanjo, seguiremos buscando), pero aparecieron unos catálogos publicitarios de Iranzo y de Juan Albareda muy interesantes.



¿Y qué había allí?


Los juegos de botadores para tipografía consistían de un botador con punta cóncava en la que encajaba la cabeza de los clavos con que se fijan los clichés a las bases de madera, un cincel, y un botador de punta afiladísima (¿de menos de 1mm?, puede ser). 

Hoy ya he hecho mis deberes, y he llamado a los dos sitios que me recomendó Santiago (mi vecino mecánico). Sí, tuve una hipótesis ;-) pensé que igual me desplazaba hasta allí y no tenían botadores, así que llamé por teléfono. En uno de los sitios, en el que yo tenía más fe, directamente no tenían ningún tipo de botador. En el otro me dijeron que sí, pero que el más fino que tenían era de 4mm.
Así que estoy como estaba.
Bueno, no es cierto. En los comentarios de la entrada anterior hay unas cuantas propuestas de lo más interesantes. Voy a buscar un botador para electricista y, definitivamente, falta un dremel en mi vida.

¡Ah! Para que os hagáis una idea, estos son mis avances con el cliché del bañista (naranja antes, negro después):


¡Ah! y este es el trabajo que hice aquel día en el taller de Lazo.



5 comentarios:

  1. Ooohhh!!! pero cuantas cosas hermosas!!! recién llego a tu blog y todo lo que vi me encantó!!!
    Yo también amo el papel y las cosas hechas a mano!

    Te sigo!

    Besos desde Argentina!

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  2. Casi ya tienes al bañista eh! Cuando lo comentaste pensé que eras un poco exagerada con lo de alrededor porque yo no lo veía tan mal, pero así impreso tienes toda la razón, quédate solo con el bañista, mola mucho más :)
    Si es que... ya tienes práctica y ves de un vistazo lo que sirve y lo que no.
    Un beso!

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  3. El trabajo urgente ha quedado divino, querida...y el bañista va despejando el lugar...bien!

    Feliz fin de semana!

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  4. Saludos Lola!

    Somos seguidores de tu blog y nos encanta.
    Este año, nos ha tocado conceder premios dardo y uno es para ti.

    http://aguamarinaestudio.blogspot.com.es/

    Un abrazo!
    Mireia

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  5. Exactamente los botadores era lo que te decía en la entrada anterior! yo tengo varios que hederé de mi abuelo. Te quedo muy bien la limpieza y sorprendente el trabajo de apuro!

    Si busca un Dremel, son una maravilla!

    Un abrazo!

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