Prometo que soy una señorita. Bueno, soy una señora porque estoy casada (todavía) ;-) pero, vamos, que no soy una bruta. Aunque mirad lo que me ha pasado:
Esta era la segunda vez que necesitaba los servicios de estos señores que trabajan cerca de mi casa. No hay ningún letrero en su taller, pero imagino que es un taller de ¿tornería y fresado? de metales. El jefe es muy amable, la vez anterior fui a recoger un prisionero para los rodillos de la Barcino, y el señor le regaló a mi hijo una sierra de metales desafilada que tenía por ahí (cuenta el gesto, yo escondí la sierra en cuanto llegamos a casa, claro, porque Miguel tenía cuatro años).
Creo que le debe desconcertar que una mamá vaya por su taller pidiendo estos pequeños trabajos.
¡Ah!, y a sí funcionan las cuñas:
Con la llave se da vueltas al tornillo superior y una pieza móvil va saliendo hasta ajustar bien el molde en la rama. Yo me debí pasar apretando... Lo que parece claro es que la nueva llave no se romperá tan fácilmente.
P.D.: No tengo nada contra las brutas, ¿eh? Y mucho menos contra esta bruta-bruta bonaerense.
El otro día me cargué una llave de cuñas.
Estaba yo imprimiendo unas participaciones de boda —las del avión— y yo no sé qué pasó, que me quedé con la llave en la mano. La llave era nueva, la estrené yo y no me costó muy cara, la verdad. Así que no era de extrañar que se me rompiera. Enseguida me compré otra para sustituirla, pero también fui a un taller que hay en la calle en la que vivo para que me hicieran una llave nueva de un material mejor.
Aquí lo podéis ver: la de la izquierda es la llave nueva. El señor que me la hizo aprovechó la cruceta de la llave rota, por eso en el medio veis la llave rota y sin la pieza perpendicular. A la derecha está la llave que compré para sustituir a la rota, exactamente la misma.
Esta era la segunda vez que necesitaba los servicios de estos señores que trabajan cerca de mi casa. No hay ningún letrero en su taller, pero imagino que es un taller de ¿tornería y fresado? de metales. El jefe es muy amable, la vez anterior fui a recoger un prisionero para los rodillos de la Barcino, y el señor le regaló a mi hijo una sierra de metales desafilada que tenía por ahí (cuenta el gesto, yo escondí la sierra en cuanto llegamos a casa, claro, porque Miguel tenía cuatro años).
Creo que le debe desconcertar que una mamá vaya por su taller pidiendo estos pequeños trabajos.
¡Ah!, y a sí funcionan las cuñas:
Con la llave se da vueltas al tornillo superior y una pieza móvil va saliendo hasta ajustar bien el molde en la rama. Yo me debí pasar apretando... Lo que parece claro es que la nueva llave no se romperá tan fácilmente.
P.D.: No tengo nada contra las brutas, ¿eh? Y mucho menos contra esta bruta-bruta bonaerense.