Antes de Navidad, creo que bastante antes, Alfredo me regaló esta caja llena de grabados de zinc que él ya no pensaba utilizar. La mayoría son grabados de empresas que ya cerraron, logotipos sobre todo, por lo que no tienen mucha utilidad. Alfredo la iba a tirar, convencido de que poco se podía sacar de allí, pero antes de tirarla me la ofreció.
Esta es la caja.
Yo tampoco tenía muchas esperanzas de encontrar algo utilizable, pero me llamó la atención que los pisos de madera en que estaban montados los grabados estaban muy nuevos, en muy buen estado. Y pensé que si no aprovechaba los grabados, por lo menos podría aprovechar los pisos.
Para montar un grabado no vale cualquier madera; los pisos de madera que se utilizan en tipografía son una sucesión de chapas contracoladas. Por lo que se ve, esta madera es mucho más resistente a la presión de la máquina.
Y ved lo que os decía, la madera está casi nueva.
Este en concreto es una tabla para controlar la tensión arterial ¿creéis que alguna vez lo utilizaré?
Pese a todo, en su día coloqué uno de estos grabados en la pequeña Barcino. Es el más grande que había en la caja, cabe justito en la rama de mi impresora, y quería probar cómo se imprimiría algo tan grande.
La Barcino no me defraudó, no logré subsanar el error de impresión que aparece en la esquina de abajo a la derecha, pero tampoco le dediqué mucho tiempo, la verdad.
Al verlo pensé que era algún tipo de invitación de cumpleaños o algo así, pero una vez impreso me di cuenta de que era una felicitación navideña: los niños, que recuerdan a los de la familia Telerín, están de celebración; hay un bebé durmiendo sobre heno y en vez de puntos las íes tienen estrellas. Sin duda, de este no me deshago.
Y además de los pisos y el grabado "telerín" ¿qué es lo que he rescatado de la caja? Esto es: unos ordenadores del pleistoceno, un par de neumáticos, una lavadora coetánea de los ordenadores, una orla con dos peces (lástima de peces, porque la orla no está mal), un racimo de "uva selecta" y unos iconos de recomendación de lavado (parezco un chamarilero).
Conclusión: Sí, hubo un tiempo en que tooodo se imprimía con tipografía, hasta los logotipos de las multinacionales a dos tintas.
P.D.: Ya os contaré cómo me va quitando clavitos para recuperar los pisos.
Esta es la caja.
Yo tampoco tenía muchas esperanzas de encontrar algo utilizable, pero me llamó la atención que los pisos de madera en que estaban montados los grabados estaban muy nuevos, en muy buen estado. Y pensé que si no aprovechaba los grabados, por lo menos podría aprovechar los pisos.
Para montar un grabado no vale cualquier madera; los pisos de madera que se utilizan en tipografía son una sucesión de chapas contracoladas. Por lo que se ve, esta madera es mucho más resistente a la presión de la máquina.
Y ved lo que os decía, la madera está casi nueva.
Este en concreto es una tabla para controlar la tensión arterial ¿creéis que alguna vez lo utilizaré?
Juraría que no, pero el piso al que está clavada es totalmente reutilizable :-D
La Barcino no me defraudó, no logré subsanar el error de impresión que aparece en la esquina de abajo a la derecha, pero tampoco le dediqué mucho tiempo, la verdad.
Al verlo pensé que era algún tipo de invitación de cumpleaños o algo así, pero una vez impreso me di cuenta de que era una felicitación navideña: los niños, que recuerdan a los de la familia Telerín, están de celebración; hay un bebé durmiendo sobre heno y en vez de puntos las íes tienen estrellas. Sin duda, de este no me deshago.
Y además de los pisos y el grabado "telerín" ¿qué es lo que he rescatado de la caja? Esto es: unos ordenadores del pleistoceno, un par de neumáticos, una lavadora coetánea de los ordenadores, una orla con dos peces (lástima de peces, porque la orla no está mal), un racimo de "uva selecta" y unos iconos de recomendación de lavado (parezco un chamarilero).
Conclusión: Sí, hubo un tiempo en que tooodo se imprimía con tipografía, hasta los logotipos de las multinacionales a dos tintas.
P.D.: Ya os contaré cómo me va quitando clavitos para recuperar los pisos.