miércoles, 28 de marzo de 2012

Pantonera casera

El título de esta entrada es un poco engañoso, pero al colocar las cuartillas en abanico no he podido evitar pensar en una pantonera.


¿Y de dónde vienen estas cuartillas? Cuando he acabado un trabajo y me toca limpiar la impresora, lo primero que hago es poner una cuartillas en los rodillos para que el papel absorba todo el excedente de tinta posible. Esto también lo hago cuando me he pasado poniendo tinta y los tipos salen embotados por el exceso. Para quitar tinta sin necesidad de limpiar la máquina, pongo una cuartilla en los rodillos para que recoja tinta.
Al poco tiempo de empezar a imprimir con mi propia impresora pensé que era un buen recuerdo guardar estas cuartillas para tener así constancia de los trabajos que he hecho y de la gama de colores que he usado.
Estas de aquí abajo deben de ser de noviembre, de cuando imprimí el juego de memoria con los colores pastel y de cuando empecé a imprimir con la tinta dorada.


Pero ahora que preparo un pequeño álbum muestrario estas cuartillas me sirven como carta de colores.


En cuanto tenga el muestrario listo os lo enseño, porque preparo unas tapas especiales.

jueves, 22 de marzo de 2012

Typebeer

Hay a quien le gusta reunirse para tomar una cerveza y hablar de tipografía. Para que todo fuese comme il faut faltaban unos posavasos cerveceros con tipografía impresa.




martes, 20 de marzo de 2012

Feliz y lluvioso

Feliz y lluvioso solsticio de primavera. Ya sabéis que cuando está nublado no puedo hacer fotos bonitas para el blog, así que hoy echo mano de las fotos que hice la semana pasada; que, por otra parte, tampoco son muy allá.




martes, 13 de marzo de 2012

Por fin saqué unas fotos

Aunque con cierta frecuencia haga trabajos de encuadernación, siempre voy tan justa de tiempo con ellos que no puedo entretenerme en fotografiar nada. Y así, la sección de encuadernaciones del blog está abandonada.
Por fin el otro día saqué unas fotos antes de entregar unos libros de comunión, los que os enseñé aquí.



Estos libros son muy sencillos, un gran ventanal y un cosido al estilo japonés: forrados con tela de lino y cordel también de lino para la costura.



viernes, 9 de marzo de 2012

Tipoteca: hablemos de anatomía

Una nueva adición a mi lista de roturas: el otro día andaba yo imprimiendo unos tarjetones para Álvaro y logré romper el acento de la única a mayúscula acentuada que tenía en esa caja. ¡Qué fatalidad! Para los que usáis el ordenador esto os sonará a chino, pero debéis recordar que aquí las letras son objetos y no imágenes de objetos, y yo rompí el único objeto que tenía. En fin, tuve que cambiar de tipografía, claro. Pero el accidente me sirvió para hacer esta entrada. (Abróchense que vienen curvas).


Ved aquí arriba estas vocales mayúsculas acentuadas. 

Manual de tipografía de Campgràfic. Anatomía del tipo (diculpen el gesto de mi colaboradora)
Como muestra esta ilustración, el espacio que hay arriba y abajo de la letra hasta completar la altura del tipo se llama hombro. Y como se ve en la foto de más arriba y en la que ahora pongo más abajo, los acentos de las mayúsculas en muchas ocasiones sobresalen del hombro.


¿Veis aquí cómo la tilde sobresale de la altura del tipo? Pues bien, en el accidente que os he contado más arriba se me cayó al suelo la a con acento y al recogerla ya no tenía el acento, se había roto. Estos acentos que sobresalen del tipo son muy delicados pero no podían hacer los tipos más altos para incluir los acentos porque entonces ya no serían del cuerpo que les correspondía. Sin embargo, las fundiciones encontraron una solución a este problema.

Ved aquí:

La tilde, la virgulilla de la eñe, la diéresis y el acento circunflejo

Fundir las tildes por separado. Esto que veis aquí son las tildes del cuerpo 48. Las tildes están fundidas sobre unos tipos de seis puntos de altura y deben encajarse encima de cada vocal.
Así:


Hice este descubrimiento imprimiendo los posavasos para la boda de Maria y Cristóbal. Maria y Cristóbal son de Gandía y su lengua materna es el valenciano, por eso Maria no lleva acento, sin embargo, a Cristóbal no le llaman Cristòfol, que sería la traducción de su nombre, sino que le llaman en castellano. Abreviando: pensé que en la Futura fina del cuerpo 48 no tenía mayúsculas acentuadas y eché mano de un filete pequeñito para simular el acento. Luego encontré el acento, pero parece que  esa o con la tipografía fina aceptaba bien este invento, así que lo imprimí contenta.


Luego cuando me tocó imprimir los posavasos de la boda de Luca y José-Luis ya no hice inventos.


La foto es malilla (¡encima la pongo extra grande!) pero así veis cómo debe componerse el acento de las mayúsculas: montado entre dos regletas de seis puntos. En este caso son unos tipos de Futura del cuerpo 36 y como veis, al ser el hombro inferior más grande que el superior, la regleta de 6 puntos que nos sirve para componer el acento es suficiente como interlineado del texto. (No os fijéis en la retahíla de medios cuadratines para las líneas de "wedding party", esto es una Futura negrita del cuerpo 20, y el cuerpo 20 en tipografía de plomo no es medida tan común).

¡Ay que me pongo muy técnica! Disculpen ustedes.

P.D.: El libro tan instructivo del que he sacado la imagen de la anatomía del tipo es el Manual de tipografía. Del plomo a la era digital de José Luis Martín y Montse Mas editado por Campgràfic.

¡Ah! y esta es la papelería de Álvaro y la de Alba, su chica.


martes, 6 de marzo de 2012

Experimentos con tinta

Después del éxito del experimento con la madera de balsa, me fui a Valencia y compré un poco más de madera. Me apeteció imprimir el mismo texto pero en magenta. Y me puse manos a la obra.


Como la cosa de la impresión sobre madera ya no tenía mucho misterio, y el magenta salió más apagado de lo que yo esperaba (¿y si pruebo con rosa fluorescente?) limpié la máquina por encima encima y me dispuse a "hacer experimentos" con la tinta. Ya sé que existen tintas metalizadas, pero yo quise hacer mi versión casera.



 

Saqué el barniz y la pasta oro rico y ¡a mezclar!
Entinté la Barcino, la mezcla prometía, pero llegó la decepción.

¡Menuda patata!
Todavía hice más pruebas. Me acababan de llegar unas muestras de papel muy satinado, y recordé que la tinta oro brilla más con ese tipo de papel. Igual la madera no era el mejor soporte para una tinta metalizada.


Buf, esto no me llevaba a ningún sitio.
¡Ya está bien de perder el tiempo! —me dije—. ¡A limpiar la máquina!
Y conforme echaba el disolvente en los rodillos parecía que lo primero que salía era el oro, y el pigmento magenta se quedaba en los rodillos.
Cuando ya sólo quedaba un ligero rastro de magenta imprimí sobre otro trozo de balsa (parece que nunca me rindo).


¡Hala! ved aquí: esto fue lo mejor de la sesión.