martes, 30 de octubre de 2012

Libro instantáneo

Los viernes por la tarde mi hijo Miguel no tiene cole, así que se viene conmigo al taller hasta que es la hora de recoger al pequeño. A veces se distrae viendo dibujos animados, pero lo más probable es que me pida que le prepare algún libro.
Este último viernes tenía trabajo y no podía distraerme mucho encuadernando un álbum de tapas duras para él, así que eché mano de uno de mis libros de cabecera en estos asuntos de la autoedición: How to make books, de Esther K. Smith.


En este libro se explican muchas estructuras de libro diferentes, pero la primera que te enseñan es el libro instantáneo, para el que sólo hacen falta una hoja de papel y unas tijeras, y mágicamente tienes un libro de cuatro páginas.



Y esto es lo que hizo Miguel:

Ártico y Antártico; un oso polar bastante fiero y un iglú
Los que habéis llevado recientemente a los niños a la hamburguesería sabréis que este libro está muy inspirado en uno que te regalan con el menú infantil. Se ve que el viernes Miguel estaba demasiado cansado para crear algo completamente original :-( Aún así, debo decir que la portada de Miguel está más elaborada que la original. 
Como es habitual en los libros de este autor ;-P, en cada página hay un animal que vive en estos hábitats: león marino, pingüino...

Volviendo al libro de Esther K. Smith, si pincháis en el enlace que os he dejado arriba veréis que tiene otros dos libros en el mercado. Yo también tengo Magic books and paper toys; y también vale la pena.

martes, 23 de octubre de 2012

El cuerpo y el ojo (tipoteca)

Este verano la limpieza no se limitó a los juguetes de mis hijos, también hice una incursión en el trastero y recuperé algunas de las cajas de tipos que tengo allí almacenadas esperando una limpieza antes de traerlas al taller.
Entre las cajas que me traje en julio había dos con una tipografía llamada Helénica. Sólo están los abecedarios en caja alta y los signos de puntuación, no hay caja baja. En total tengo cuatro pesos, Helénica negra cuerpo 12, Helénica negra cuerpo 10 ojo 8, Helénica cuerpo 6 ojo 5 y Helénica cuerpo 6 ojo 3. Las cajas venían marcadas con lápiz rojo —muy de andar por casa— tal y como veis aquí abajo; y aunque normalmente lijo y barnizo las cajas antes de traerlas al taller, en esta ocasión se vinieron tal cual. Me ha gustado lo del lápiz rojo :-D


Y esto quería contaros hoy (una entrada de tipoteca).


¿Qué es eso del cuerpo y el ojo?

En esta foto podéis ver cuatro tipos del cuerpo 10. Cuatro tipos en los que la pieza de plomo mide lo mismo de alto. Sin embargo, el tamaño de las letras no es el mismo: los dos tipos de la izquierda de la imagen tienen el ojo de 8 puntos y los de la derecha tienen el ojo de 10 puntos. Dos puntos no son mucha diferencia, pero la podéis ver ¿no? Los tipos con el ojo de 8 puntos tienen el hombro (la distancia entre la altura de las ascendentes y el final del tipo de plomo) más grande, exactamente dos puntos más grande. 

Los tipos de plomo de cuerpos pequeños son muy incómodos de manejar, y supongo que por eso las fundiciones crearon tipos en los que —para entendernos—: el contenedor era grande y el contenido pequeño. Pero para no llevar a engaño a nadie, los tipos con el "ojo falso" iban marcados.



No con una letra escarlata ;-) pero sí con un doble cran. Lo podéis ver en la foto de arriba y en esta de más abajo. Abajo están los tipos del cuerpo 6; a la izquierda con el ojo de 3 puntos y a la derecha con el ojo de 5 puntos. El tipo con el ojo de 3 puntos tiene triple cran.



En la foto de arriba podéis ver que estos tipos mantienen la misma línea base de manera que se pueden combinar en una misma línea de texto y no tendríamos que andar haciendo arreglos con regletas ni espacios finísimos.

Y bueno, ¿qué aspecto tiene esta Helénica que no Helvética? Este aspecto:


(Podéis hacer la foto más grande y veréis que tiene un pequeño serif).

Estos tipos están muy nuevos, muchos de ellos están sin estrenar, así que he decidido que voy a utilizarlos para mi nuevo muestrario de papelería personalizada. 

P.D.: Por si queréis refrescar la memoria un poco, del hombro os hablé aquí, y del cran os hablé aquí.

martes, 16 de octubre de 2012

Jugando con letras

Este verano hice limpieza en el cuarto de los niños, y desenterrando juguetes que hacía mucho que no utilizaban encontré esto.


Los juguetes sin uso partieron hacia diferentes destinos, pero esta planchita de goma eva con un abecedario casi completo (ains! se ve que hubo un tiempo en que sí lo utilizaron) se vino conmigo al taller.
Hoy por fin he hecho una prueba de impresión. Sencillamente he pegado las letras con celo de doble cara sobre un piso de aluminio, lo he ajustado en la rama y he entintado.


En la primera prueba he tenido un pequeño percance porque no había puesto suficiente celo y la e y la ese han salido disparadas. A la segunda me ha salido algo mejor, aunque se nota que la e está un poco perjudicada del viajecito ;-)


Con lo chulo que queda cuando imprimes con letras de madera y se nota la veta... y con la goma eva no mola tanto ¡vaya! (salen como burbujitas).


Muy cerca de aquí hay un taller de metacrilato, creo que igual me paso a por unos recortes, les pego las letras y las uso para estampar a mano, entintándolas con tampones. La pobre e no sé cuántas impresiones más aguantaría.


Por cierto, finalmente he caído en las fauces del señor Zuckerberg y tengo una página de Facebook para Oficio: estáis todos invitados. De momento no hay nada, pero iré colgando las actualizaciones del blog y otras aventuras dignas de reseñar.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Los botadores

La semana pasada, justo después a escribir la entrada anterior, fui al taller de Lazo (mi maestro) a imprimir un trabajo que no cabía en mi pequeña Barcino. Era un trabajo urgente, que me habían encargado de un día para otro y para el que tuve que pedir un papel en concreto. Como había mucha prisa, al transportista le dije que me entregara el papel directamente en la imprenta de Lazo; y allí estábamos nosotros (Alfredo y yo) esperando a que llegara el papel para poder ponerme a trabajar.

Mientras esperábamos el papel, recordé que Alfredo me había hablado de que tenía algunos manuales de máquinas, en especial un manual de la minerva Drimp, la que tiene la Familia Plómez, y que me había ofrecido a fotocopiar para los inquilinos de la calle de las aguas.

A Alfredo, que le gusta hablar de tipos, máquinas y herramientas tanto como a mí, le faltó tiempo para sacar su archivador. El manual de la Drimp no apareció (lo siento Juanjo, seguiremos buscando), pero aparecieron unos catálogos publicitarios de Iranzo y de Juan Albareda muy interesantes.



¿Y qué había allí?


Los juegos de botadores para tipografía consistían de un botador con punta cóncava en la que encajaba la cabeza de los clavos con que se fijan los clichés a las bases de madera, un cincel, y un botador de punta afiladísima (¿de menos de 1mm?, puede ser). 

Hoy ya he hecho mis deberes, y he llamado a los dos sitios que me recomendó Santiago (mi vecino mecánico). Sí, tuve una hipótesis ;-) pensé que igual me desplazaba hasta allí y no tenían botadores, así que llamé por teléfono. En uno de los sitios, en el que yo tenía más fe, directamente no tenían ningún tipo de botador. En el otro me dijeron que sí, pero que el más fino que tenían era de 4mm.
Así que estoy como estaba.
Bueno, no es cierto. En los comentarios de la entrada anterior hay unas cuantas propuestas de lo más interesantes. Voy a buscar un botador para electricista y, definitivamente, falta un dremel en mi vida.

¡Ah! Para que os hagáis una idea, estos son mis avances con el cliché del bañista (naranja antes, negro después):


¡Ah! y este es el trabajo que hice aquel día en el taller de Lazo.



miércoles, 3 de octubre de 2012

La hipótesis

Mi hijo Miguel (6 años) acaba de aprender el significado de la palabra hipótesis y la sabe utilizar correctamente; mi hijo Martín (3 años) también la utiliza mucho. Me dice: "Mamá tengo una hipótesis, ¿por qué no cenamos pizza y vemos una peli? Es una buena hipótesis" —me aclara con una sonrisa.
Pues yo tenía una hipótesis —del estilo de las de mi hijo el pequeño—, y de momento ha resultado ser un fracaso. Pero os lo voy a contar igual. Si más adelante triunfo, os lo haré saber.

Yo heredé un grabadito pequeñísimo de un bañista lanzándose a la piscina.


El bañista me encanta, pero me sobra todo lo que tiene alrededor. Así que le pedí a Alfredo que me prestara unas herramientas que sirven, entre otras cosas, para clavar los grabaditos en los pisos de madera y que permiten dar golpes con mucha precisión. Yo le había visto usar esas herramientas y quería hacerme con mi propio juego.



Así que me fui a la ferretería con la cajita "vintage" de muestra. El ferretero dijo que de eso... nada. Así que acudí a mi vecino el mecánico (el que me hizo una llave de cuñas de acero cuando se me rompió la que tenía de calamina ¿os acordáis?) para que me replicara los artilugios. El mecánico me dijo que de eso... nada; que las herramientas existían en el mercado y que si me las tuviera que hacer él me costarían un ojo de la cara. Así que me dio dos direcciones donde podrían tener mi juego de herramientas, dos direcciones a las que —confieso— todavía no he ido. Os mantendré informados de cómo acaba esto.

Mientras tanto yo me he puesto en marcha y he empezado a golpear con el martillo y las herramientas de Lazo para intentar deshacerme de todo lo que rodea al bañista; lo cual ha dado como resultado un rotundo fracaso. Pero estoy empeñada en probar que mi hipótesis es cierta, así que... también os mantendré informados de cómo acaba esto.

Y, mientras tanto, este viernes caen una peli y una pizza, porque al fin y al cabo no es una hipótesis tan mala.