martes, 16 de febrero de 2016

Pío, pío, pajarito

Ya sabéis lo que me gusta a mí intentar aprovechar los clichés antiguos (como hice aquí con los futbolistas, o aquí con el bañista). Hace unos años, Alfredo me regaló una caja llena de grabados antiguos que él ya no pensaba utilizar; y junto con la caja marrón que os enseñé aquí venía otra con un par de clichés más grandes: una publicidad de una tienda de deportes y unos pájaros de un cartel para un encuentro de criadores de periquitos. ¡Sí, tales eventos —como se dice ahora— existen!
Casi cinco años han estado los pobres pajaritos dentro de su caja; y por fin hace un par de semanas discurrí qué hacer con ellos.
Véanse aquí las aves en cuestión.


Se trata de un cliché bastante grande, así que pese a que hice un amago de montarlo sobre pisos automáticos, finalmente decidí acercarme a la carpintería de mis vecinos (nos separa menos de 100 metros) y pedirles una pieza de DM sobre la que pegar el cliché.
La cosa quedó así.


Bueno, antes de ponerme con la tinta hice un "simulacro" de diseño y saqué la pantonera.


Encargué la madera de 30x40cm, exactamente la medida que quería que tuviese el póster, así me sería más fácil montar el cliché y también el círculo de linóleo que tallé expresamente. Como veis, los pájaros me dejaban un hueco bastante grande en el que trabajar.
En este momento tenía tres elementos para tres colores: el cliché, las letras y el linóleo. Luego me lié la manta a la cabeza y pensé que por qué no imprimir a cuatro tintas, con las cuatro tintas básicas: cian, magenta, amarillo y negro. Pero me faltaba el cuarto elemento. Alfredo vino de visita uno de estos días y al ver que había sacado el cliché y estaba trasteando con él, me sugirió que imprimiera los pájaros con dos tintas superpuestas, que era un recurso que se utilizó en su día bastante. Psst, no me convencía la idea. En estas andaba yo cuando Alfredo me visitó.


Y me dijo: "Necesitarás hacer un arreglo para ese cliché: un papel de base, otro sobre negros y medias tintas, y otro más sobre negros". Se fue y al poco rato me llamó: "Que he encontrado el arreglo que hice en su día para ese cliché, pásate cuando quieras a recogerlo". Eso fue música para mis oídos. Hay personas que lo guardan todo, y personas que lo dan todo, y sólo algunas personas cumplen las dos condiciones: Alfredo es una de ellas.
Esto me iba a ahorrar un buen tiempo y eso está bien, pero todavía me faltaba solucionar mi cuarto elemento para la cuarta tinta. Me fui a las cajas de orlas y grabados y encontré la solución: unos pajaritos diminutos me servirían.


Y así ha quedado la cosa.


Y abajo del todo en pequeñito pone que en Oficio nos gusta hablar y escribir, y no tanto lo de tuitear y mandar whatsapps. ¡Pío, pío, pajaritos!