martes, 19 de abril de 2011

Raíces familiares

Esta va a ser una entrada un poco personal,
pero espero que no sea menos interesante.


A veces me paro a pensar de dónde me vendrá a mí la inquietud de fabricar cosas con las manos. Por qué razón, habiendo estudiado una carrera universitaria me empeño en dedicarme a un oficio, a un trabajo más manual —e incluso más visual—, que intelectual.
En una ocasión una lectora de este blog, Macarena, comentó que en su familia había varios miembros que se dedicaban a las Artes Gráficas, entre ellos su abuelo. Y, por un momento, me planteé si a mí me habría gustado este oficio si hubiera sido mi abuelo el que me hubiese enseñado. No estoy segura, la verdad. A veces creo que las dificultades nos impulsan, nos dan vida y más ganas de las que tendríamos si todo fuera más fácil. El hecho de que para mí la imprenta fuese algo desconocido creo que le añadió interés al aprendizaje, llegándose a convertir en un reto.

Pero todos estos pensamientos con que me distraigo de vez en cuando amainaron este verano.

¡Había encontrado un resquicio, una pequeña conexión entre mi abuelo, mi padre y yo cuyo hilo conductor era la imprenta!

Este es el capítulo de los metales, pero nada de la aleación de Gutenberg

Portada del libro

Las dos fotos de más arriba pertenecen a un libro que escribió mi abuelo paterno, José María Espinosa Feijóo, y se autoeditó en 1962.

Mi abuelo paterno era químico, de hecho, tres de mis cuatro abuelos eran químicos: José María, Matilde (mi abuela paterna) y Paco (mi abuelo materno). Mis abuelos paternos se dedicaron a la enseñanza, mi abuelo materno fue empresario y mi abuela materna, Lola, era ama de casa y tenía unas manos excepcionales para la cocina y las labores de aguja.

¿Dónde entra aquí la imprenta? ¿Y mi padre?




Este verano encontré en el desván de la casa de mis bisabuelos paternos todos los grabados que se utilizaron para imprimir el libro de mi abuelo. El libro fue ilustrado por mi padre cuando tenía 20 años. Y allí arriba en una caja, no sé de dónde salió, aparecieron todos los grabados de las ilustraciones de mi padre.

¿Qué os parece? Yo no me lo podía creer. ¿En qué estaría pensando esta familia mía para guardar durante 50 años estos grabados? Todavía no los he puesto en la máquina, pero en general, parece que están en buen estado. Algunas de las bases de madera se han desmontado, puede que para intentar recuperarlos vaya a la carpintería y les ponga bases nuevas a la antigua usanza, con trocitos de madera. Esta colección de grabados no deja de ser un recuerdo de mi abuelo en el taller, una herencia que, involuntariamente, tiene más valor para mí del que jamás pudo pensar él.

Ahora, y ya que habéis leído hasta aquí, debo hacer varias apreciaciones:

1. Sí, los químicos estudian los metales y yo he acabado imprimiendo con metal pero no creo que deba sacar muchas conclusiones de esta coincidencia. Los impresores no son químicos y mucho menos los químicos, impresores.
2. Mi padre, pese a tener unos padres de "ciencias" se decantó por las "letras" (como hice yo) y, eso sí, se dedicó a la enseñanza como sus padres.
3. Mi abuelo Paco, el otro químico, el empresario, montó una empresa de lámparas de bronce. Bueno, ya sabéis que yo atesoro algunos grabaditos de bronce pero no, tampoco sacaremos de aquí conclusiones.
4. ¿Y mi abuela Lola? Además de que heredé de ella el nombre y la estatura (escaso metro y medio) creo que también heredé de ella la habilidad y el gusto por hacer cosas con las manos. ¡Va a estar aquí el quiz de la cuestión!

¡Válgame Dios! ¡Tanto licenciado y tanto catedrático para esto, abuela! :-)

¡Ah! y quinto y último:
5. Para ser un libro autoeditado creo que mi abuelo y mi padre resolvieron bastante bien el diseño de la cubierta. A ver si vamos a tener aquí a dos tipógrafos frustrados ;-)


Hoy no me quiero extender más con esta historia, porque no quiero abusar de vuestra confianza. Pero si me dais permiso, otro día continuo donde lo he dejado.

6 comentarios:

  1. Nunca me he planteado ir así para atrás...yo estudié ciencias, porque me dió un ataque de racionalidad y decidí con 18 años que del arte no iba a poder vivir...así que con los años, heredé, de la familia de mi madre, el gusto por lo artesanal, mi abuela a los 92 teje y hace ganchillo y anda cabreada pq no puede hacer calcetines de perlé pq no ve bien, mi madre también, teje, hace ganchillo...lo que le pida, y mi abuelo hacía sillas, mi tío talla, mis primos tambíen tienen algo de talento...ahí está todo claro...pero todos sin el valor suficiente...nos falta confianza me temo.

    ResponderEliminar
  2. Me parece muy interesante esta entrada, de hecho, sería un buen comienzo de novela :)
    Marta
    www.englishinbarna.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  3. Enhorabuena por la publicación en la AU, por la entrevista en la radio y por tú blog, con unos posts interesantisimos.

    ResponderEliminar
  4. Me ha encantado la historia! Y menuda sorpresa encontrarte los grabados de las ilustraciones de tu padre, no? Qué tesoro!!

    ResponderEliminar
  5. 1 Jo Lola! que post ! Me encantan las historias familiares...

    2 ¿como no me habías avisado que ya habías abierto la tienda de los celos japoneces??? acabo de publicarlo en facebook cual Radio Patio dando voces.

    3 La próxima semana sin falta te llega el jpg ¿o prefieres tiff? para el encargo de nuestras tarjetas de black oveja. A ver que te parece.

    4 Eres la primera que sale en el proyecto sponsor en mayo a ver como va!

    ResponderEliminar
  6. las historias personales son lo mejor. Nos gustan :)

    ResponderEliminar